Los procedimientos de radiología intervencionista conllevan un riesgo inherente de exposición a la radiación tanto para los pacientes como para los médicos. Durante las radiografías, gran parte de la radiación se dispersa por el cuerpo del paciente, exponiendo al personal médico cercano a dosis significativas.
En la mayoría de las cirugías asistidas por fluoroscopia, las manos del cirujano presentan el mayor riesgo de exposición debido a su proximidad constante al paciente. Proteger las manos de la radiación es todo un reto. Los equipos de protección individual atenuadores de la radiación, como los guantes quirúrgicos, se han desarrollado para reducir la exposición de las manos a la radiación.
La toxicidad del plomo y su impacto medioambiental han impulsado el cambio a guantes quirúrgicos atenuadores de la radiación sin plomo. El tungsteno, con una densidad superior a la del plomo y el bismuto, es la alternativa más prometedora. Combinados con material elastomérico blando, como el poliisopreno, los guantes de aleación de tungsteno ofrecen la mejor combinación de destreza, comodidad y protección contra las radiaciones.